¿RESIGNARTE O VIVIR?

¿RESIGNARTE O VIVIR?

¿RESIGNARTE O VIVIR?

La vida tiene esas cosas que a veces nos sorprende y de repente, sin esperarlo, pone nuestro mundo patas arriba. Como si te diera la vuelta y te dejase colgando de los pies cabeza abajo.

Otras veces, sin embargo, te trae cosas o personas muy bonitas, que te enderezan de nuevo, te devuelven la sonrisa y vuelven a iluminar tu camino.  “Lo que aparece en tu camino, se convierte en tu camino” decía Marco Aurelio. Y es que, todo, absolutamente todo, pasa por algo.

Lo que pasa, es que a veces no tenemos paciencia para averiguar el por qué, no nos damos el tiempo necesario o es el miedo, el que nos hace salir corriendo de aquello desconocido, no vaya a ser que nos haga feliz y le dejemos sin ese discurso que tanto le gusta repetir, la terrible frase de “más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer”. Y es que, al miedo, no le gusta ni lo desconocido, ni lo que se escape de su control, ni nada que nos cambie el estado en el que estamos, aunque sea de sufrimiento… «¡Mira! ¿Para qué? Si yo ya me he acostumbrado a sufrir…»

Y ahí, si le haces caso al miedo, es donde te quedarás, resignándote a vivir la vida de sufrimiento que le corresponde al miedo y NO A TÍ. A no ser, que, por fin, lo aceptes para soltarlo y cambiarlo. Que lo que aparezca en tu camino, sí se convierta en tu camino y dando pasitos pequeños, aunque te tiemblen las piernas, cojas de la mano a la incertidumbre, bailes con tu vida y te pongas a averiguar de una vez, el por qué de que la vida te haya dado otra oportunidad de ser… ¡Feliz!

Asumir y resignarte son del miedo, aceptar para cambiarlo es VIVIR.

La vida está de tu parte, solo tienes que confiar en ella y creer en ti.

Y yo, mientras que lees… Me quedo en silencio… Shhhhh…

 ¿A qué esperas?

Recuerda… LA VIDA ES HOY.

By Marta Pintado

LIBRO a la VENTA

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EL INICIO DEL PLAN B

EL INICIO DEL PLAN B

EL INICIO DEL PLAN B

Estoy segura, de que todas/os o la mayoría de vosotras/os habéis oído hablar sobre el plan B. Llamado así, porque viene después del A o más bien, después de que el A, deja de funcionar. Y aquí, es cuando surgen muchas preguntas y diferentes opiniones acerca de qué es realmente el plan B, cuándo tengo que prepararlo y lo más importante, cómo lo preparo.  

De todas las respuestas a esas preguntas, dependerá de si tu plan B funcionará, si será el ideal y si estará preparado cuando tenga que estarlo.

Qué es el plan B

Como he comentado antes, el plan B es el que viene después del A, o más bien, es el que se pone en funcionamiento después del A, pasando a ser el nuevo A. En otras palabras, es la salida óptima y preparada de un trabajo, que ya no te satisface o no funciona por los motivos que sean, a otro trabajo que sí cumple tus expectativas.

Cuándo empezar tu plan B

Lo ideal es empezar con el suficiente tiempo, para no llegar al límite y verte en una situación insostenible. El plan B, tiene que estar preparado para ponerse en marcha en el momento oportuno, por lo tanto, es importante comenzar a construirlo con tiempo. No se trata de empezarlo nada más poner en marcha el plan A, como dicen algunos, porque si nada más entrar ya piensas en salir ¿para qué entras? Enfocarte en lo que haces, sin pensar en otra opción, es la única manera de hacer un buen trabajo. Por lo tanto, el plan B tiene que aparecer cuando realmente sea necesaria la salida.

Ese momento, a veces, es difícil de identificar, porque normalmente pensamos, agarrados a un clavo ardiendo, que aún queda algún resquicio de esperanza de que la situación cambie y no tengas que moverte. Algo que, aunque en la vida hay milagros, no suele ocurrir. Y te quedas ahí aguantando sin hacer nada, un día tras otro, hasta que ya no puedes más y sales con lo primero que te pasa por delante. Ese primero que te pasa por delante, puede ser la opción ideal o no, por lo que merece la pena tener preparado tu plan B.

Si pones atención, hay algunas señales que te pueden dar pistas, de que ha llegado el momento de empezar tu Plan B, te dejo 5:

1. Por la mañana, te cuesta levantarte más de la cuenta y vas arrastrándote al trabajo, pensando ya en la hora de salir.

2. Durante tu jornada, has sonreído la mitad de las veces de lo que lo hacías antes. Tienes la sensación de estar de mal humor todo el día.

3. Sientes que no se valora lo suficiente, o menos que antes, ni a tu trabajo ni a ti.

4.  Aún te llevas bien con tus superiores, pero tu opinión sobre ellos es cada vez más negativa de lo que era antes.

5. Sientes que estás perdiendo el tiempo continuamente, que estás desperdiciando tu potencial ahí, que podrías estar haciendo cualquier otra cosa mejor que esa, pero aún no sabes qué.

Si te identificas con alguna de estas señales, es muy probable que sea el momento de preparar tu plan B. Es ese momento, en el que llevas un tiempo sin estar bien y cada vez va a peor. No es un disgusto de un día, ni una sensación esporádica, es continuada día tras día, desde hace un tiempo y te empieza afectar a tu estado de ánimo e incluso a tu salud. Ahí es, cuando estás a tiempo para empezar a moverte y a pensar en opciones, a preparar tu plan B.

Empezar a prepararlo, te llevará tiempo y por eso, este es el momento ideal para comenzar. Además, envolverte en otra cosa que te ilusione, te levantará el ánimo, mejorará tu humor, aumentará tu confianza en ti y te sentirás infinitamente más feliz.

Cómo preparar tu plan B

1. Lo primero y lo más importante, es pensar en qué es lo que te gustaría hacer realmente en tu vida. Es tu plan, ahora con tiempo, tienes la oportunidad de decidir y construir tu futuro profesional.

2. Una vez que has decidido qué es lo que quieres hacer en tu vida profesional, escribe en un papel qué es lo que necesitas para llegar a serlo, tanto a nivel de formación, como experiencia, contactos, lugares, recursos, etc.

3. ¿Qué tienes y qué te falta de todo lo que has escrito? Si te falta algo, ponte manos a la obra. Si es formación, adquiérela. Si son contactos, amplía tu red de networking. Sea lo que sea, estás a tiempo, por eso has empezado ahora tu plan B. Trabajar en lo que te hace falta adquirir y potenciar tus habilidades, aumentará tu confianza en ti y en tus capacidades, y te dará la seguridad que necesitas, para caminar firme en el nuevo entorno.

4. Empieza a moverte en el entorno laboral que has elegido. Acude a ferias, conferencias, congresos, etc. Déjate ver, haz contactos y muestra lo que eres capaz de hacer en ese ámbito. Trabaja tu marca personal.

5. Cuida tu mente y tu cuerpo. Puede que pases por diferentes estados de ánimo, es normal, unos días serán mejores que otros. Hacer ejercicio y llevar una buena alimentación es un tópico que funciona muy bien en estos momentos.

Ahora ya sabes qué es, cuándo y cómo preparar un plan B. Mucha gente, recurre a ayuda de expertos, ya sea de un coach o de un career counselor, que para estas situaciones es muy recomendable.  Sea como sea, lo importante es no te quedes viendo como te pasan los días en una situación que no te beneficia, sin hacer nada al respecto para cambiarla ¡Recuerda! ¡Es tu vida, tú decides!

En este post, este post y en este otro post, encontrarás información adicional para hacer tu plan B. Ahora ya tienes muchos recursos disponibles a tu alcance.

¿Y tú? ¿Tienes ya tu plan B? ¿A qué esperas?

Recuerda… LA VIDA ES HOY.

By Marta Pintado

LIBRO a la VENTA

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EL SENTIDO DEL CAMBIO

EL SENTIDO DEL CAMBIO

EL SENTIDO DEL CAMBIO

Ayer, cuando volvía a casa, en el autobús, se sentaron en frente mío una madre y su hijo. Llevaban dos bolsas, con varios libros de una famosa librería. Entonces, el hijo le dijo a su madre, que tenía que hablar con su profesor de física, porque no entendía el problema del autobús, en el que, si una persona salta dentro del autobús, cae en el mismo sitio. La madre le contestó que se lo preguntase a su profesor, que ella suponía que sería por las fuerzas o algo así.

En ese momento, recordé que era la misma pregunta, que me había salido a mi, en el examen de selectividad de física, hace más de 20 años. Y pensé «¡vaya!, aún siguen preguntando el problema del autobús, con el tiempo que ha pasado». Apunto estuve de explicárselo yo, pero «creo que es mejor que se lo explique su profesor».

Durante el resto del camino, seguí pensando en que hoy en día, respaldados por la corriente de la innovación, nos empeñamos en cambiarlo todo, sin llegar a reflexionar detenidamente, si realmente es bueno ese cambio o no lo es. Así que, quien llega, cambia algo, sea lo que sea, si acierta bien y si no, ya llegará otro después que lo volverá a cambiar.

Yo, como en el caso de que sigan planteando en física el problema del autobús, pienso que hay cosas, que, si están bien, no hace falta cambiar. Que evidentemente, hay que innovar y evolucionar, porque el que se queda parado se queda en el pasado, pero es que hay cosas del pasado, que, si están bien, no hace falta cambiar o, simplemente, con mejorarlas un poco quedan perfectas.

Es, como la moda de los Open Space o espacios abiertos, que surgió como la idea revolucionaria en diseño de espacios de trabajo, para fomentar el trabajo colaborativo, la comunicación, el compañerismo, etc. Y en este empeño por innovar, todos tirando tabiques, abriendo espacios y aglutinando personas, en pro de… ¿De qué? ¿Qué beneficios reales tienen estos espacios?

Personalmente, yo solo encuentro el beneficio de que la empresa ahorra en espacio de oficina. Como no hay muros, caben más personas. Otro beneficio… no encuentro. De hecho, ya están apareciendo numerosos estudios, en los que muestran, que la productividad real, de las personas que trabajan en espacios abiertos, está bajando. Lugares donde se pierde la intimidad y la concentración, con los ruidos y las interrupciones de los compañeros, dejan de ser efectivos para pasar a ser improductivos.

Sí funcionan mejor, las salas para los descansos, en las que se facilita la comunicación y la interrelación entre las personas de los diferentes departamentos. O salas para desconectar, relajarse y así, volver a las tareas como nueva/o.  Y sobre todo funciona, que cuando llegues a tu sitio, puedas tener la concentración e intimidad necesaria, para, por ejemplo, hablar por teléfono con un cliente importante, de temas que no tienen por qué enterarse el resto y que necesitan de una atención plena sin distracciones.

Cada persona necesita condiciones distintas para trabajar bien, a veces, por el tipo de trabajo que realiza y otras veces, por sus características o preferencias personales. Conocerlas y darles respuesta, es lo que marcará la diferencia. Proporcionar las condiciones adecuadas, para que las personas puedan desarrollar sus tareas y sus habilidades de manera óptima, debe de ser una de las prioridades del líder, si quiere obtener los mejores resultados de su equipo.

Otra de esas prioridades, en consecuencia, es reflexionar sobre cómo van a afectar realmente los cambios que se pretenden hacer, tanto a las personas como a los resultados, sin dejar influirnos por gurús, modas y el último grito en diseño de espacios laborales.

Cambio, evolución e innovación SÍ, pero… ¡Con sentido!

¿Y tú? ¿Qué mejoras harías en tu lugar de trabajo? ¿A qué esperas?

Recuerda… LA VIDA ES HOY.

By Marta Pintado

LIBRO a la VENTA

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CÓMO SUPERAR EL SÍNDROME POSTVACACIONAL

CÓMO SUPERAR EL SÍNDROME POSTVACACIONAL

CÓMO SUPERAR EL SÍNDROME POSTVACACIONAL

Es, en esta época, cuando la frase que más oímos es “¡qué ganas tengo de irme de vacaciones!”. Y es que, unos días de relax, cambio de aires, playa o montaña, nos vienen a todos estupendamente.

Pero cuando repites la frase unas cuantas veces al día, con esa fuerza y energía como lo haces últimamente, igual es, que lo que realmente necesitas, es pararte a reflexionar un poquito más a fondo, sobre tu día a día.

Porque, está bien salir corriendo con tu maleta, rumbo a tu paraíso, como si no fueras a volver nunca más o como si, cuando vuelvas, todo habrá cambiado o mejorado por arte de magia vacacional… ¡Despierta! ¡Las cosas no cambian solas!  O las cambias tú o todo seguirá igual que estaba. Esperando a que llegues de vacaciones, para continuar de la misma manera que siempre, justo en el mismo punto en el que las dejaste.

La buena noticia es, que puedes dedicar unos minutos a reflexionar, sobre qué es eso, que te hace salir huyendo de vacaciones, como si no fuera a llegar el momento de volver.

 

¿Cómo? ¡Muy fácil!

 

Coge una hoja de papel o tu libreta y un lápiz. Haz tres columnas:

Columna 1: Escribe todo por lo que no paras de repetir “qué ganas tengo de irme de vacaciones”. Ej:

  • Mi jefe está insoportable.
  • No soporto a mi compañero _________.
  • No me gusta hacer informes.
  • Odio las reuniones, son una pérdida de tiempo.

Columna 2: Escribe cómo podrías solucionar, lo que has escrito en la columna 1. Ej:

  • Mi jefe está insoportable: Mi jefe necesita irse de vacaciones y reflexionar. Le puedo regalar el libro 5 minutos y 60 días, a ver si vuelve mejor.
  • No soporto a mi compañero: Me puedo tomar un café con mi compañero, a ver si entiendo qué le pasa. A veces, una charla informal nos ayuda a comprender a los demás y mirarlos con otros ojos.
  • No me gusta hacer informes: Propón a tu superior un cambio de tareas o de departamento como desarrollo profesional. Busca formas creativas de hacer lo mismo de otra manera diferente.
  • Odio las reuniones, son una pérdida de tiempo: Puedes proponer formatos más eficientes de reuniones. Si no tienes esa posibilidad, mira la forma en la que puedes aportar algo de valor, hacer que sea una oportunidad y sacar algo de provecho de esa reunión. Si estás ahí, es por algo, piensa por qué.

Columna 3: Escribe todo lo que más te gusta de tu trabajo, con todo detalle, recréate en describirlo.

 

A veces, ver las cosas que nos disgustan de formas diferentes, nos ayudan a cambiar la percepción y la experiencia diaria. Ocuparnos de ellas y mejorarlas o cambiarlas, siempre que podamos, en lugar de dejarlas como están, es algo necesario, si queremos que nuestro día a día cambie. Sin acción no hay reacción. Y por supuesto, darte cuenta de todo lo bueno que hay y que te rodea, si es más que lo que nos disgusta, inclina la balanza, compensa y nos hace conscientes de por qué merece la pena estar allí.

Si necesitas más ayuda puedes leer 5 minutos y 60 días, como lectura de verano.

Si aún así, no encuentras nada por lo que volver, entonces plantéate seriamente un cambio. O… ¿Vas a quedarte repitiendo con energía la misma frase año tras año?

¿A qué esperas?

Recuerda… LA VIDA ES HOY.

 

By Marta Pintado

LIBRO a la VENTA

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¿CULPA O RESPONSABILIDAD?

¿CULPA O RESPONSABILIDAD?

¿CULPA O RESPONSABILIDAD?

Muchas personas viven bajo una nube de culpa. Bien culpándose a sí mismos o bien culpando a los demás de todos sus problemas. Y van por la vida, vestidos de víctima o pasando al otro campo la pelota de la culpa, continuamente ¡Debe ser agotador!  Ir todo el día a la defensiva, buscando una víctima a quién culpar o cargando con culpas que no te corresponden, que te hacen sentir fatal, porque no sabes rechazarla y devolvérsela a su dueño.

 

Tres tipos de culpa

 

Hay tres tipos de culpa circulando por el mundo:

  • Culparte a ti mismo, es un exceso de responsabilidad sobre tus hombros, que en lugar de hacerte bien te convierte en víctima.
  • Culpar a los demás, es la forma más fácil de eludir nuestra responsabilidad sobre nuestra vida.
  • Dejarte culpar, es una de las maneras que tienen algunas personas, de trasladarte su mochila cargada de ira, resentimiento, cobardía y miedo.

 

Pues… ¿Sabes una cosa? La culpa no existe, existe la responsabilidad. Que no es más, que reconocer y aceptar las consecuencias de lo que hacemos. El simple acto de culpar, es un acto de falta de responsabilidad o de no querer aceptarla, incluso de miedo. Es lo que distingue al líder de un jefe, a una persona educada de alguien sin educar, a una actitud madura y autónoma de una actitud infantil y dependiente, a una persona valiente de una cobarde, etc.

 

Cómo acabar con la culpa

 

  • Pregúntate ¿Qué creo de mí mismo? Puedes leer el post  ¿y tú qué piensas de ti? Te puede ayudar.
  • Perdónate. Deja ir esa carga que te has impuesto ¡Perdónate!
  • Reflexiona y acepta tu parte de responsabilidad sobre tus actos. Piensa antes de actuar. Cambia tu forma de actuar.
  • Devuelve la mochila de la culpa a su dueño. No es tuya, no te corresponde, devuélvela. Es muy liberador decir —¡No! ¡Esta mochila no es mía!

 

¿A que ahora te sientes mejor?

 

Y ¡recuerda! La vida es HOY.

By Marta Pintado

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¿Y TÚ QUÉ PIENSAS DE TI?

¿Y TÚ QUÉ PIENSAS DE TI?

¿Y TÚ QUÉ PIENSAS DE TI?

De la misma manera que respondes, cuando te preguntan qué piensas de alguien que conoces, con todo detalle ¿Qué dirías si esa persona fueses tú?

Lo que pensamos de nosotros mismos es muy importante y casi nadie se lo ha preguntado nunca. «¿Y para qué quiero saber yo que pienso de mí?» te preguntarás. Porque lo que pensemos de nosotros mismos, será lo que nos potencie o limite en determinadas situaciones. Es, esa inseguridad o nerviosismo que surge de repente cuando vamos a hacer algo, ese pensamiento de «no lo voy a conseguir» o, por el contrario, «en esto soy la mejor».

 

El autoconcepto y la autoestima

 

El autoconcepto es lo que pensamos o lo que creemos de nosotros mismos, la forma en la que nos percibimos. Se forma con la experiencia y puede reforzarse por las valoraciones y opiniones de nuestro entorno social.  Por lo tanto, depende de cómo sea nuestra experiencia, de cómo sean las valoraciones y opiniones de los otros y de nuestro entorno social, nuestro autoconcepto será positivo o negativo, verdadero o falso, bueno o malo, etc. Así que, revisarlo en profundidad, nos puede venir muy, pero que muy bien. No vaya a ser, que tengamos alguna creencia negativa instaurada en nuestro subconsciente, lo que, no solo, no nos favorece, sino que nos puede estar limitando y perjudicando. La buena noticia es, que el autoconcepto puede ser modificado.

También, está directamente relacionado con la autoestima, cuando el autoconcepto es positivo, la autoestima es alta y, por el contrario, cuando el autoconcepto es negativo, la autoestima es baja. Una muestra más, de lo importante que es saber lo que pensamos y creemos de nosotros mismos.

 

El por qué

 

Cuando sabemos lo que pensamos de nosotros mismos, podemos además, reflexionar si es verdad lo que pensamos o, si son pensamientos o creencias que vienen de opiniones infundadas de otros, escuchadas una y otra vez a lo largo de nuestra vida. Y si hemos reflexionado en profundidad, sabremos qué y quién somos en realidad, sabremos también de lo que somos capaces y de lo que no, viviremos las situaciones cotidianas con mayor seguridad y con una mayor autoestima. Evitando así, el nerviosismo, la duda, algunos miedos y limitaciones en nuestro día a día.

 

Y ahora yo te pregunto… ¿Y tú? ¿Qué piensas de ti?

¿A qué esperas?

Recuerda… La vida es HOY.

By Marta Pintado

 

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