Dicen que una de las claves para ser feliz, es no tener expectativas. Yo personalmente creo, que no tener expectativas, solo es posible si vives en un ambiente de paz y tranquilidad, en un retiro espiritual o en un lugar, en el que tu actividad diaria es totalmente contemplativa. Mantener ese estado de no expectativas en el resto de las situaciones, es, cuanto menos, el mayor de todos los retos posible.

En la mayoría de las profesiones hay objetivos, resultados, productividad o rendimiento, es decir, hay expectativas. Un objetivo es una expectativa, un resultado también. Incluso, si solo esperas hacerlo lo mejor posible, sin marcarte ninguna meta, ya te estás creando una expectativa, hacerlo lo mejor posible. En realidad, no se me ocurre ninguna profesión en la que no haya una expectativa. Un médico, expectativa de curar a los pacientes; un abogado, expectativa de ganar un juicio; director de ventas, expectativa de vender lo máximo posible; Chef, expectativa de hacer un plato exquisito, etc.

Ir por la vida sin esperar nada de nada o nada de nadie, se me hace difícil en el mundo en el que vivo. Creo que aquí, el truco de las expectativas y la felicidad es, aceptar tanto cuando se cumplen como cuando no. Que se cumplen, fantástico. Que no se cumplen, reflexionamos sobre qué ha podido pasar y cómo lo podemos mejorar para la próxima vez, y seguimos adelante. Sin martirizarnos, sin exagerar, ni hundirnos por no haber cumplido nuestras expectativas.

Claro, que esto es estupendo, cuando esa expectativa no depende de nadie más, pero si el director, que está por encima de ti, comparte esa misma expectativa y no lo entiende así… Es decir, que, además, hay que intentar por todos los medios, no participar en la expectativa de nadie. Algo que en la vida laboral, no está al alcance de todos.

Como de lo que se trata sobre todo es de equilibrar y encontrar el balance entre todas las facetas, en realidad, en nuestra vida personal, sí podemos aplicar la no expectativa. Así, compensaremos las otras áreas de nuestra vida, en la que no depende solo de nosotros. Bailar con la incertidumbre más a menudo, te llevará a descubrir nuevas oportunidades y opciones, que al tener expectativas e intentar tenerlo todo controlado, no aparecían por tu vida. Aceptar las cosas como son, las personas como son y el mundo como es, sin etiquetarlo como bueno o malo, te dará más tranquilidad y menos ansiedad. Y si, además, procuras disfrutar de todo lo que te va sucediendo, irás teniendo una visión y una experiencia vital cada vez más agradable, hasta que poco a poco, sin que pienses en ello, te descubras siendo un poquito más… Feliz.

Creo que es a esto, a lo que se refieren los maestros cuando dicen, que el no tener expectativas, es una de las claves para ser un poco más feliz.

¿Y tú? ¿vas a dejar ya de tener expectativas? ¿A qué esperas?

Recuerda… LA VIDA ES HOY.

By Marta Pintado

 

 

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